Juan 18 y 19:
¿Eres tú el rey de los judíos? —le preguntó. —¿Eso lo dices tú —le respondió Jesús—, o es que otros te han hablado de mí?
—Mi reino no es de este mundo —contestó Jesús—. Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo.
—¡Así que eres rey! —le dijo Pilato. —Eres tú quien dice que soy rey. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz.
—¿De dónde eres tú?Pero Jesús no le contestó nada. —¿Te niegas a hablarme? —le dijo Pilato—. ¿No te das cuenta de que tengo poder para ponerte en libertad o para mandar que te crucifiquen? —No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de arriba —le contestó Jesús—. Por eso el que me puso en tus manos es culpable de un pecado más grande.
Nuestro reino no es de este mundo, hemos sido comprados y traídos al Reino de Dios. Cristo es nuestro Rey y estamos bajo su gobierno y este gobierno está por encima de los gobiernos y sistemas de este mundo.
El poder que momentáneamente tienen los reyes y gobernantes de este mundo, ha sido permitido por los designios de Dios quien respeta la voluntad de un pueblo.
Cristo debía someterse momentáneamente a la autoridad de un rey, pues era su designio Salvador.
Nuestra misión es buscar el Reino, predicar el Reino y pedir que ese Reino venga y penetre la estructuras y sistemas de este mundo. Debemos afectar nuestro alrededores con la cultura del Reino y no dejar nunca de ser sal y luz del mundo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario