Efesios 6:10-18
Por lo demás, hermanos, confortaos en el Señor y en la fuerza de su poder. Vestíos la armadura de Dios, para poder sosteneros contra los ataques engañosos del diablo. Porque para nosotros la lucha no es contra sangre y carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los poderes mundanos de estas tinieblas, contra los espíritus de la maldad en lo celestial.
Tomad, por eso, la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, habiendo cumplido todo, estar en pie.
Teneos, pues, firmes, ceñidos lo lomos con la verdad y vestidos con la coraza de la justicia, y calzados los pies con la prontitud del Evangelio de la paz. Embrazad en todas las ocasiones el escudo de la fe, con el cual podréis apagar todos los dardos encendidos del Maligno. Recibid asimismo el yelmo de la salud, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; orando siempre en el Espíritu con toda suerte de oración y plegaria, y velando para ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos
Vivimos dentro de un combate espiritual que se libra en lo sobrenatural. No interesa que nos guste o no, o que lo queramos ignorar o lo comprendamos, este combate existe y se libra en las regiones celestes.
Muchos cristianos perecen en este combate por no estar lo suficiente entrenados y por no contar con el conocimiento necesario para librarlo, o porque simplemente se relajaron en su vida espiritual.
Solo con la comprensión correcta de la salvación que se nos fue dada por Jesús y con una fe dispuesta a tomarla y apropiarse de sus beneficios podremos vencer y salir sin ningún solo daño de este combate. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán. (Mateo 16)
Hemos recibido de Jesús la autoridad y las herramientas para vencer en este combate y es por esto que ningún cristiano debería vivir bajo la opresión de Satanás.
Tomar la armadura espiritual es entender lo que se nos ha sido dado, que tenemos autoridad sobre el enemigo pues Jesús ya la recuperó, que unidos a Jesús que es verdad y vida y comprendiendo la Palabra de Dios como la fuente de nuestra justicia podremos no solo rechazar con la fe los dardos del enemigo sino también causar daño en el Reino del mal con nuestra evangelización y con la espada de la Palabra de Dios hablada.
Es posible que pasemos por alto la recomendación final de Pablo, después que menciona la armadura, y es orar en el Espíritu. Nuestra oración no será nunca madura sino entramos en la oración en el Espíritu. Es en este nivel de oración que podemos discernir el mundo espiritual y podemos orar efectivamente por cada situación y podemos actuar proféticamente para traer la manifestación del reino de Dios a nuestras vidas.
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